El término no
puede ser más engañador. No se
trata de un tratamiento equitativo de los dos idiomas sino de la sustitución
casi absoluta de la lengua materna por el difícil. De esta forma se pretende garantizar la
calidad de la enseñanza pues, como muchos suponen, si es en inglés, seguro que
es mejor.
Hace unos años un
proyecto de bilingüismo recorrió las oficinas del Departamento de Educación y
recibió severas críticas de la comunidad académica. Ahora vuelven al ataque y el “bilingüismo” aparece entre
algunas propuestas de “futuro”. La
realidad es que los maestros de historia, ciencias y matemáticas no siempre son
los más dispuestos instructores de lengua, sea en inglés o en español. Por otro lado, la institución de este
plan afectaría el currículo de la preparación de maestros y entraría en
conflicto con el sistema público de educación universitaria.
Evidentemente, no
es garantía de calidad que se dicten las ciencias y las matemáticas en inglés,
las dos materias que, por lo visto, más les interesan a ciertos políticos. Podría incluso plantearse que, de esta
forma, se aíslan los puertorriqueños del resto de la comunidad
hispanohablante. Al instruirles
exclusivamente en inglés se convierten, funcionalmente, en monolingües, pues
sólo dominan la terminología específica de sus oficios en un idioma, como, de
hecho, les sucede actualmente a algunos profesionales.
Para mejorar la
enseñanza del inglés no hace falta complicar la instrucción de otras
materias. Habrá quien sea más o
menos habilidoso para la adquisición de lenguas extranjeras, y esa facultad no
debería afectar su desempeño en las otras disciplinas. Para mejorar la enseñanza del inglés,
deben explorarse alternativas más sensatas e imaginativas que el “bilingüismo”,
a claras luces, una tendencia tan partidista como algunos carteles municipales.
Si el verdadero
objetivo fuera mejorar la enseñanza, podrían empezar por reducir la cantidad de
estudiantes por salón y la carga académica de los maestros, mejorar las
condiciones de las escuelas, diversificar la oferta curricular y alentar la
educación continua del personal.
Un primer paso hacia la verdadera despolitización de la enseñanza es que
sean precisamente criterios educativos los que rijan las decisiones.
Publicado en El nuevo día
el 15 de octubre de 2008.
"Habrá quien sea más o menos habilidoso para la adquisición de lenguas extranjeras, y esa facultad no debería afectar su desempeño en las otras disciplinas."
ResponderEliminarExcelente argumento, quizás el de más peso pues apunta a lo que sería una desventaja prática muy real para muchos estudiantes sin tener que apelar a ningún estándar ideológico divisivo.
Gracias por este artículo hoy tan necesario!
De nada, JJ. Ojalá logremos dirigir el debate del idioma al asunto de las formas y complicaciones de la educación (pública y privada, ojo).
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