De cómo llegué a la quinta nube

En este limbo cibernético se acumularán las publicaciones de cinco años ininterrumpidos de crónica actual, además de otras que se me vayan ocurriendo.

viernes, 15 de marzo de 2013

Oscuridad



Hace unos días nos llegaba a cuentagotas la noticia del derrocamiento de Muamar el Gadafi.  Quien fuera personaje ante las cámaras, líder del panarabismo primero y estrafalario tirano después, aparecía zarandeado por una turba de furibundos milicianos, desgreñado y polvoriento, gesticulante y gritón como un fantoche en una sesión de marionetas.  Qué lejos quedaba su hierática figura, impecablemente disfrazada de prócer colorido, posando para la foto en actitud de monumento.
 
En otro videoclip de aquel día, su hijo fuma plácidamente un último cigarrillo, sobre un diván de flores, y allí aguarda, con mejor compostura que el patriarca, su muerte.  Cuatro días después, padre e hijo, fueron enterrados de madrugada bajo las arenas del desierto, casi como si los lanzaran al mar.

Resulta conmovedor pensar que el autoproclamado “Rey de Reyes” pasó sus últimos días rabioso y desesperado, confundido en su huida, según cuentan, convencido aún de que su pueblo lo amaba y vendría a salvarlo.  Resulta perturbador, por otro lado, cobrar conciencia de que la cruda violencia de sus captores no vaticina, precisamente, un gobierno de paz para esa región del mundo.  Hagamos la cuenta de esta historia:  cuarenta y dos años de régimen autoritario, ocho meses de guerra civil, cuatro días en una nevera, una eternidad en el desierto.

Días después, nosotros jugábamos al miedo, en una ñoña fiesta de disfraces.  Los cines proyectaban películas de monstruos, como si no fueran suficientes las noticias:  guerras, linchamientos, ejecuciones, hambrunas, terremotos.  Aún podíamos ver las penúltimas imágenes de estos célebres difuntos en la internet.  Y nosotros tan tranquilos, dándole clic a las páginas en la pantalla luminosa, como si aquellas criaturas fueran también ficticias, como si aquellas máscaras no fueran, como nosotros, parte de la especie humana, aún inmersa en una misma oscuridad.
31 de octubre de 2011 

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